TDAH: UNA DEFINICIÓN INDEFINIDA

No hace falta indagar mucho en el TDAH para empezar a encontrarnos frases cómo “no hay consenso entre los profesionales”, “no existen evidencias científicas concluyentes” o incluso podemos hallar datos contradictorios dentro del mismo estudio con respecto a la incidencia de TDAH. La falta de consistencia global sobre la existencia, la incidencia, los síntomas y el tratamiento del TDAH dificulta y entorpece gravemente el trabajo de los profesionales que, en busca de la terapia más eficaz, se ven altamente influenciados por la gran variabilidad presente en los estudios que se publican y en los congresos a los que asisten.
La controversia en el TDAH no es algo que venga de nuevo, ha estado presente desde la publicación del primer DSM en los años 50 (Y la historia de lo que hoy conocemos como TDAH puede remontarse a hace más de 100 años). Y razones no faltan: podemos hablar de dudas con respecto a la eficacia del tratamiento farmacológico aplicado, de dudas sobre su origen (multifactorial), de la influencia de la sociedad en el trastorno y viceversa, dudas sobre su propio diagnóstico y de cómo ello nos lleva a un infra o sobrediagnóstico. También podriamos hablar sobre cómo empresas farmacéuticas salen beneficiadas por la prescripción en masa de sus medicamentos, pero esto sería centrarme demasiado en temas económicos y me alejaría demasiado de lo que quiero que sea el tema de éste artículo: Defender la controversia.
En primer lugar me gustaría hablar de aquello que se tiene más claro: Los síntomas que se describen en el TDAH existen y son medibles. Hablamos de una serie de factores de desatención e Hiperactividad recogidos en el DSM 5 que son incompatibles con un nivel de desarrollo óptimo y que tienen un impacto directo negativo en las actividades escolares, sociales, familiares y profesionales. También son muy válidos los considerados “focos de intervención”, aquellas áreas en las que conviene intervenir si se quieren observar cambios eficientes:
Focos de intervención:
• Cambiar los precedentes y las consecuencias de los comportamientos inapropiados para modificar éstos.
• Establecer reglas claras y consistentes, lo que brinda la oportunidad de predicción de consecuentes, dando lugar a la corrección oportuna.
• Incrementar las oportunidades de éxito en sus actividades y disminuir las situaciones de fracaso.
• Darle valor y utilidad a las recompensas extrínsecas e intrínsecas.
• Desarrollar el autoconocimiento: Conocer más sobre el propio desarrollo y los aspectos de la persona.
• Abordar los aspectos problemáticos y que generan malestar en la persona.
• Descubrir las potencialidades y posibilidades de la persona.
• Desarrollar competencias a través de métodos de entrenamiento.
• Identificar aquellos factores (internos y externos) que me generan malestar y aprender a evitarlos o afrontarlos.
Sin dejar de lado los factores psicologicos, dado que considero el TDAH cómo una conjunto de síntomas multifactoriales, prefiero añadir también aquello de lo que se tiene constancia a niveles biológicos también:

– Factores genéticos
Se han demostrado que los factores de origen hereditario explican en un 80% de los casos la aparición del trastorno, siendo la probabilidad de presentar el trastorno mayor si algún progenitor está afectado, esto es, que el padre o la madre tengan TDAH multiplica por 8,2 el riesgo de padecer el trastorno (Soutullo y Díez, 2007).
Se trata, por tanto, de un trastorno de herencia poligénica, es decir, múltiples genes contribuyen al fenotipo del TDAH. El principal candidato sería el gen DRD4*7, en el cromosoma 11, responsable de producir el receptor D4 del neurotransmisor dopamina y que en el caso de los afectado por TDAH este gen está alterado hasta en un 50-60% de los casos (Soutullo y Díez, 2007).

– Factores neuroquímicos
Las teorías explicativas neuroquímicas describen como origen de las disfunciones comportamentales y cognitivas y emocionales atribuidas al TDAH a un fallo en el desarrollo de los circuitos cerebrales del córtex prefrontal, los ganglios basales y las conexiones frontoestriadas, lo que provoca fallos en el sistema ejecutivo del cerebro y los mecanismos de inhibición y autocontrol (Soutullo y Díez, 2007).
Estos fallos en el funcionamiento cerebral se explican debido al desequilibrio de los neurotransmisores dopamina y adrenalina.

LA CONTROVERSIA
¿Cuáles son los factores que más han despertado la discusión en relación al TDAH? Con mayor o menor razón, más o menos discutibles y con menor o mayor capacidad de comprobación podemos hablar de unos pocos factores que a lo largo de los últimos años han provocado la aparición de distintos focos de discusión:

1 Leon Eisenberg: Se desató la polémica tras la publicación de un artículo años después de su muerte en el que se decía que Eisenberg, que fue conocido por introducir el diagnóstico de “Niño Hiperkinético” en el DSM II, afirmaba en su lecho de muerte que se había visto obligado a crear un diagnóstico por presiones ajenas. Es mucho más cercano a la realidad él comprender que el artículo original se gravó en inglés, se tradujo al alemán y después al resto de idiomas y que, en ese proceso de traducciones en algún momento se pasó del concepto original de la entrevista de “Sobrediagnóstico del TDAH” al de “Invención del TDAH”.

2 Un diagnóstico cómodo: Siempre se ha acusado que el TDAH es un trastorno que hace recaer toda la responsabilidad sobre el paciente. Suelen ser personas molestas, que interrumpen en ámbitos familiares y escolares y, en general, gente con la que es incómodo tratar. Es una cómoda liberación para los padres y las instituciones que hacen recaer todo el esfuerzo de cambio en la medicación farmacológica, aunque con el tiempo se vea que ésta, por si sola, no es suficiente.

3 Apropiado para las farmacéuticas: Las farmacéuticas son empresas, y si hay un mercado o un producto que vender, allí acudirán. Los fármacos más empleados para el tratamiento del TDAH son Metilfenidato y la Atomoxetina, pero siempre aparecerán bajo los nombres que les dé la empresa que los patrocine. Hasta aquí nada se sale de lo normal, pero lo que provoca la controversia en éste caso es que todos esos fármacos vienen apoyados por estudios científicos, patrocinados por las propias empresas, que recomiendan sus medicamentos por encima de los de las empresas rivales alegando que los suyos funcionan mejor cuando la única diferencia que existe entre un fármaco y otro es el nombre que lleva. Lo cual lleva a una muy mala imagen de la ciencia farmacológica y a un engaño a los consumidores.

4 Falta de consenso profesional: Hay una falta de consenso general entre los profesionales (dentro y fuera de los mismos ámbitos) sobre los orígenes y los tratamientos del TDAH, en parte debido a una auténtica falta de información e investigación sobre sus orígenes, y en parte debido a que la propia controversia impide el consenso.

Visto lo visto, mis conclusiones han de ser tanto a nivel personal como profesional:
– La sintomatología del TDAH existe.
– El tratamiento combinado de terapia cognitivo-conductal y terapia farmacológica es el que mejor funciona.
– La investigación sobre las bases del TDAH es necesaria, y desde una perspectiva multimodal.
– La controversia es útil cuando nos ayuda a replantear las bases de lo establecido, cuando su criterio es válido.
– Necesitamos ser más conscientes de cómo actúa el TDAH con el entorno y cómo afecta el entorno al TDAH.
Si queréis consultarlas, mis fuentes para éste artículo han sido:
– www.fundacioncadah.org
TDAH, concepto, comorbilidad, diagnóstico, tratamiento y orientación para familiares y educadores (2015) Isorna Falgar, M.
Volviendo a la normalidad: La invención del TDAH y del trastorno bipolar infantil (2014). García de Vinuesa, González Pardo, H. Pérez Álvarez, M.

Como siempre es es un placer escribir para vosotros, os animo a que visitéis mi blog www.jonasensipsico.wordpress.com.

Jon Asensi Munarriz