¿CÓMO PREVENIR LA ANSIEDAD?
Sumergidos de lleno en el siglo XXI, nuestra sociedad vive sometida a muchos factores, exigencias y presiones constantes que llevan a desencadenar lo que se conoce como la “epidemia del tercer milenio”: el estrés.
El estrés es la respuesta fisiológica, psicológica y de comportamiento de un sujeto que busca adaptarse y reajustarse a presiones tanto internas como externas, provocando tensión, ansiedad y otras reacciones fisiológicas.
Solemos asociar el término de estrés con malestar y esto no es así, en una primera instancia el estrés agudo es una conducta adaptativa en un momento determinado ante una situación aversiva o peligrosa (si estamos en medio de un incendio o nos ataca un animal salvaje), trata de preparar nuestro organismo para responder de manera oportuna ante dicha situación para poner nuestra vida a salvo. Por tanto, la ansiedad es una emoción normal en circunstancias amenazadoras. El problema reside cuando este estado de alerta y desgaste, tanto físico como psíquico, perdura en el tiempo, llegando a generar problemas en el desarrollo de la vida cotidiana.
Este sistema de estrés agudo, totalmente adaptativo, diseñado para asegurarnos la supervivencia puede llegar a convertirse en patológico y crónico, cuando lo usamos como nuestro mecanismo de respuesta; esto es, cuando cualquier situación o problema cotidiano es percibido inconscientemente como una situación amenazadora, llevándonos a reaccionar a la defensiva, volviéndonos irritables y sufriendo consecuencias nocivas sobre todo el organismo.
Los seres humanos nos caracterizamos por nuestra capacidad de anticipación ante una determinada situación, por la posibilidad de recordar hechos ya sean positivos o negativos y la capacidad de preocuparnos por ellos. El poder recrear experiencias estresantes generan más consecuencias devastadoras en nosotros, que el hecho en sí mismo de sufrir dicha experiencia.
Ante esta problemática, desde la psicología, como objetivo de prevenir la ansieda se pretende y se incita a mantener una mente relajada y positiva, ya que una mente negativa la bloquea y aumenta los síntomas que provocan la ansiedad. Además, no permitir que la ansiedad controle tu vida.
No permitas que el sentimiento de que no hay solución ahonde en ti, ni alimentes tu mente con pensamientos negativos, evita anticiparte a los acontecimientos, deja que ellos acontezcan solos.
Además,en el caso en el que sea posible, se propone y fomenta la asistencia a la psicoterapia como alternativa al consumo de fármacos para reducir posibles efectos secundarios, en la mayoría de ocasiones, aversivos para la salud. Y así, desde la psicoterapia plantear una re-estructuración cognitiva que permita modificar los pensamientos y otorgue estrategias adecuadas para el afrontamiento de nuevos problemas que puedan acontecer.
Silvia Jiménez Garrido silvia-jimenez@hotmail.com