AUTOESTIMA, APRENDIENDO A SER TU MEJOR AMIGO.

A lo largo de nuestra vida atravesamos muchas etapas, unas mejores, unas peores… en algunas nos sentimos mejor con nosotros mismos, en otras peores, en cada una de estas etapas nos acompañan unas determinadas personas… pero hay algo que siempre estará con nosotros, en mayor o menor medida, nunca nos abandona, y eso es nuestra autoestima.

La autoestima se ha definido de innumerables formas y si buscas en google o algún buscador su definición encontrarás muchas, pero a mí me gusta darle una concepción sencilla y comprensible, me gusta definirla como la capacidad de una persona para quererse y aceptarse tal y como es, como el valor que uno se da así mismo, ya sea positiva o negativamente, porque como bien sabemos la autoestima hay que cuidarla diariamente para que se mantenga alta y estable, es variable, y un deber para con nosotros mismos está en trabajar constantemente en nuestra autoestima y que esta no disminuya y se mantenga en buenos niveles.

Desde que somos muy pequeños nuestra autoestima comienza a ir tomando forma, cuando nuestros primeros amigos de la infancia nos llamaban a jugar y les ganábamos en algún juego, ahí ya se estaba formando, o cuando hacíamos alguna trastada y nuestros padres nos regañaban y a causa de eso nos sentíamos mal y tristes después… ya esas experiencias tan tempranas estaban modelando nuestra autoestima desde nuestra más tierna infancia.

A lo largo de nuestra vida vamos a conocer a muchas personas, y en muchas ocasiones es muy posible que tratemos a estas personas mejor que a nosotros mismos ya que muchas veces, sin darnos cuenta, nos convertimos en nuestros peores enemigos, somos los que nos juzgamos con más dureza, somos los que siempre nos exigimos hacer todo perfectamente sin ningún fallo, y somos también nuestros peores críticos, machacándonos duramente ante el más mínimo error.

Cuando esto suceda, o sin que suceda igualmente, tienes que frenarte y ponerte a pensar, ¿Me estoy ayudando a mí mismo o me estoy perjudicando? Seguramente a esta pregunta te pueda salir la respuesta de “Me exijo mucho para hacerlo todo bien en la vida y así no cometer ningún error y que todos vean lo perfecto que hago todo”
Vaya… qué curioso, ¿A caso nadie comete errores?

Y si los demás pueden cometerlos y no pasa nada, ¿Por qué tú no puedes? ¿Vas a ser peor por cometer un error? La respuesta a esta última pregunta es un rotundo NO.

Nadie es peor persona por cometer un error, ni por equivocarse, de hecho, forma parte de la propia naturaleza humana el fallar y tener que volver a intentarlo, incluso muchos de los grandes avances de nuestra humanidad se han cometido de forma casual sin ni siquiera pretender ese hallazgo.

Como conclusión sólo voy a hacer una pequeña reflexión, ya que, en esta vida, con las únicas personas que vamos a estar siempre, de principio a fin, va a ser con nosotros mismos, ¿por lo que entonces no será mejor cuidarnos y darnos cariño?

A fin de cuentas, nosotros mismos somos los únicos acompañantes que tendremos durante todo el camino.

Gema Crespo Miota
Psicóloga.
Valencia.