¿Un psicólogo para qué? Pero si yo no estoy loco… razones por las que buscar ayuda profesional
Si os dedicáis a psicología esta frase la habréis oído infinidad de veces y os indigna, si no, es probable que la hayáis oído y, también, puede que estéis de acuerdo. Si ese es el caso, os recomiendo que continuéis leyendo.
Todo el mundo ve perfectamente normal ir al médico cuando se tienen síntomas físicos, pero pocas personas se alarman si tienen síntomas emocionales o psicológicos, no obstante, estos también son signos de que hay algo en nuestro organismo que no funciona debidamente y tenemos que hacer algo para conseguir recuperarnos, para ello quién mejor nos va a poder ayudar es un psicólogo.
Sin embargo, los desórdenes mentales y los problemas emocionales tienen un cierto estigma social. Esto, en parte, se debe al hecho de que, en nuestra sociedad, se ha considerado que el enfermo mental es una persona “débil”, “con poca voluntad” o “marginado”, lo que provoca que muchas personas traten de esconder o disimular su sufrimiento para no ser etiquetado de esta forma. No obstante, esto no es cierto porque, igual que todos somos susceptibles a tener un resfriado, no hay ninguna característica que nos haga inmunes a desarrollar un desorden mental en cualquier momento. Cuando esto ocurre lo mejor es buscar ayuda profesional.
Salvando la barrera del estigma social hay otro gran problema: la mayoría de la población considera que cuando vas a un psicólogo vas a hablar, como lo harías con un amigo o con un familiar. Esto no podría estar más lejos de la realidad. Un psicólogo es un profesional especializado en la conducta humana, con conocimientos y herramientas específicas para poder ayudarnos. Además, poseen una serie de características que suelen facilitar la terapia:
- Son personas comprensivas y tolerantes, escuchan sin juzgar ni discriminar a la persona que tienen delante
- No aconsejan, ayudan al paciente a tomar una decisión por sí mismo, aportando competencias específicas a cada paciente
- Son empáticos, tienen una gran capacidad de comprensión de los demás y pueden ponerse en su lugar
- Tienen mucha capacidad para agrupar, sintetizar y extraer información, con lo que consiguen centrar los objetivos de la terapia
- Son personas que saben regular muy bien sus emociones y pueden ser utilizados como modelo de lo que se pretende conseguir
- Supone una figura de ayuda y aceptación incondicional, esto es especialmente importante para personas que, debido a su enfermedad, han sido gravemente excluidas de su grupo social
En un mundo donde ayudamos a los enfermos físicos pero marginamos a los mentales, donde cuidamos nuestra alimentación y ejercicio pero no nuestra regulación emocional, debemos hacer un esfuerzo conjunto por eliminar los prejuicios que se tiene sobre lo que supone una enfermedad mental. Solo entonces se superarían las barreras y se evitaría el estigma social que supone para miles y miles de personas que viven con una etiqueta de “loco”. De esta forma, cuando alguien nos preguntara ¿Vas al psicólogo porque estás loco? Podríamos contestar tranquilamente: No, voy al psicólogo porque estoy sano.
“Ante todo es necesario cuidar del alma, si se quiere que la cabeza y el resto del cuerpo funcionen correctamente” (Platón)
Espero que encuentren interesante el artículo, para cualquier duda dejo mi correo: al287477@uji.es
Ana López Ramos, estudiante de psicología (www.linkedin.com/in/ana-lópez-ramos)