Ejercicios de autocontrol aplicados basados en evidencia
Concepto de autocontrol en la psicología
Una de las herramientas que podemos aprender en terapia en cuanto a la regulación y gestión emocional, es el autocontrol de conductas impulsivas a partir de diferentes ejercicios pautados que se le recomienda emplear al paciente en este caso de mano del profesional. Cuando una emoción se activa a niveles muy intensos, o es percibida muy intensa en las personas, sea la ira, tristeza o asco, asociada a la exigencia de tener que dar una respuesta o el conjunto de causalidades que perciba la persona de exigencia de respuesta ante el problema, puede darse una respuesta impulsiva poco funcional para la situación y desadaptativa.
Por ello a lo largo de la historia de las terapias, el autocontrol ha sido un tema muy tratado ya que interviene en conductas muy importantes en nuestra vida social o personal, estas abarcan tanto las físicas como las verbales o cognitivas, ya que son estas las que pueden llegar a generar situaciones por ejemplo de agresión a partir de una activación agresiva de la persona por algo en concreto y puede general en su vida un problema tanto social como personal.
Esta habilidad puede aprenderse e integrarse a la vida de una persona de manera habitual, pero manteniendo una constancia en sus conductas e identificando lo que precede a esa activación emocional y por lo tanto que puede crear una respuesta disfunción al sí es desmedida o poco acertada debido a los pocos beneficios que le pueda dar. Para esto es crucial comprender que es una emoción, y el impacto que puede causar en nuestra conducta, aceptar y entenderla de modo que la persona no sienta un descontrol ante el estímulo y actúe en función de un mayor plazo y no tanto a corto plazo por la poca tolerancia que pueda tener a las sensaciones que se le presenten.
Las técnicas más empleadas en terapia psicológica son:
La distensión y tensión muscular;
Esta práctica basada en tensar y destensar los músculos de todo el cuerpo, agarrotándolos para dar una sensación de distensión muscular en la persona y por lo tanto una mayor sensación de relajación que puede inducir a reducir la activación emocional.
Consciencia sensorial;
Con este ejercicio se pretende cambiar el foco de atención de lo que nos abruma en ese momento y practicar poco a poco en ser más conscientes de las sensaciones que estamos teniendo y aceptarlas evitando juzgarlas y admitirlas esperando a que poco a poco se vayan relajando esas sensaciones y poder recuperar el control.
Control por imaginación;
A partir de generar imágenes o escenas que nos causen bienestar o transmitan más tranquilidad, podremos en el momento ir reduciendo el malestar de las sensaciones y mejorar la percepción del control personal.