Narcolepsia

William Shakespeare en Macbeth definía el sueño como “la muerte de cada día de la vida”. A pesar de dedicarle la tercera parte de nuestras vidas, su complejidad hace que sea difícil de definir, pero en lo que estamos de acuerdo es en que es un periodo de descanso total, el reposo del cuerpo vivo que se contrapone al estado de la vigilia, caracterizado por una pérdida de conciencia con poca actividad fisiológica, como una disminución de los latidos del corazón, la presión sanguínea y la respiración, además de  encontrarnos con una muy baja respuesta a los estímulos externos. Pero, ¿qué pasa cuando esa “muerte de cada día” se repite en pequeños periodos de tiempo a lo largo de la vigilia?.

En este artículo voy a centrarme en uno de los trastornos del sueño más graves y problemáticos: La Narcolepsia.

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La narcolepsia (narke significa “paralisis” y lepsis, “crisis”) es una enfermedad neurológica perteneciente al grupo de las hipersomnias (trastornos de sueño excesivo), también conocida como el síndrome de Galineau o epilepsia del sueño, descrita por primera vez en 1780 por Westphal y Gelineau. Hoy en día la prevalencia de este trastorno oscila entre los 25 y 50 por cada 100.000 habitantes, sin presentar diferenciación entre sexos. Suele aparecer en la segunda década de la vida, siendo muy poco corriente que aparezca antes de los 5 o después de los 50 años. Se caracteriza por presentar una regulación anormal del ciclo sueño/vigilia, manifestando anomalías en la fase REM y excesiva somnolencia. Se presentan cuatro síntomas principales, pero solo 1 de cada 10 narcolépticos manifestará todos a la vez:

  • Somnolencia diurna: Periodos de sueño cortos durante el día en los momentos más inapropiados, sobre todo en situaciones monótonas. Suele durar unos minutos.
  • Cataplejía: Repentina pérdida del tono muscular cayendo al suelo sin perder la conciencia, provocada por emociones intensas o un esfuerzo, sobre todo si te pilla desprevenido. (Risa, ira, miedo, etc.)
  • Alucinaciones hipnagógicas: Ensueños vívidos que aparecen justo antes de quedarse dormido, pudiendo ir acompañado de parálisis del sueño.
  • Parálisis del sueño: Imposibilidad de movimiento al quedarse dormido o al despertar. Unido a las alucinaciones puede causar mucho miedo en la persona que lo padece.

Las personas que presentan narcolepsia pasan de la vigila al sueño REM directamente (la última fase de cada ciclo de sueño) presentando grandes dificultades para mantenerse despiertos, además de tener un sueño nocturno interrumpido por momentos de vigilia. Esto provoca dificultades para realizar actividades diarias, relacionarse, trabajar, etc. Además de correr el riesgo de padecer accidentes si ocurre durante estas, ya que caes al suelo sin poder evitarlo. Pero, ¿por qué sucede esto?.

Los expertos aún no aseguran la causa, pero en las últimas investigaciones señalan al  hipotálamo. Éste contiene los cuerpos celulares de las neuronas encargadas de secretar Hipocretina (orexina), relacionada con la vigilia. Por una anomalía genética en el sistema hipocretinérgico, que hace que el sistema inmune ataque a éstas neuronas, baja el nivel de Orexina en el sistema nervioso originándose la narcolepsia y desequilibrando el ciclo sueño/vigilia. ¿Qué podemos hacer?

Tras el adecuado diagnóstico, teniendo en cuenta la historia clínica y el estilo de vida de cada persona, se puede llevar a cabo un tratamiento para aminorar la cantidad de ataques y mejorar la calidad de vida de las personas que la padecen. Éste se basa en llevar una buena higiene del sueño y generar hábitos saludables conjuntamente con un tratamiento farmacológico. Desafortunadamente, la narcolepsia no tiene cura, dura toda la vida y no se puede prevenir, pero se sigue investigando para conseguir que “la muerte de cada día” vuelva su ciclo natural en personas con este complejo trastorno.

Noelia Rodríguez Rosalén. Psicóloga. http://linkedin.com/in/noelia-rodríguez-rosalén-b5b866b6