Resiliencia y deporte

En la actualidad, cada vez hay más personas que llevan tatuajes y uno de los más comunes es el de la palabra “resiliencia” pero, ¿sabemos exactamente lo que significa?

Algunas investigaciones indican que dicha palabra se utiliza como comodín, llegando a confundirla con sinónimo de tenacidad, competencia u optimismo, entre otros, y según la disciplina de la que se hable, tiene diferentes significados. Por ejemplo, en derecho significa “capacidad de las personas, dentro del marco general de los derechos humanos, de recuperar su estado original de libertad, igualdad, inocencia…” mientras que en ingeniería metalurgia es una “característica de los materiales de contraerse, dilatarse y recuperar su estructura interna”. Sin embargo, en lo que a nosotros nos concierne, en psicología es la “capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas”.

 

Según el pionero en el estudio de la resiliencia Michael Rutter, esta se define como la “capacidad de las personas de continuar con su proyecto en el futuro a pesar de encontrarse ante acontecimientos desestabilizadores, condiciones de vida difíciles o de traumas profundos”.

Las personas que poseen resiliencia suelen presentar una autoestima más elevada, una mayor autoeficacia, sentimientos positivos sobre su propia valía, confianza para enfrentar situaciones adversas y una perspectiva orientada a soluciones en la que los errores son considerados como consecuencias de factores modificables. Otros factores son:

  • Clima educativo positivo (emocionalmente).
  • Apoyo social.
  • Relación estable con alguna persona de referencia.
  • Locus de control interno.
  • Estilo de afrontamiento positivo centrado en la tarea.
  • Existencia de habilidades sociales y de solución de problemas.
  • Modelos sociales relacionados con el afrontamiento de tipo constructivo.
  • Sentido del humor.
  • Capacidades cognitivas (alta inteligencia).
  • Responsabilidades.
  • Optimismo.
  • Capacidad de darle sentido a su propia vida.

Un ejemplo de resiliencia en la actualidad, se puede encontrar en el mundo del deporte. Últimamente podemos ver noticias de equipos que tenían el partido perdido y que, a pesar de ello, conseguían remontar y ganar o jugadores que tenían todo en contra por diversas lesiones y han sido capaz de sobreponerse y es que hoy en día, el éxito deportivo no sólo se alcanza con aptitudes físicas, sino que los factores psicológicos juegan un papel fundamental en el rendimiento.

 

Durante la práctica deportiva, no siempre es posible sentir una experiencia positiva inmediata y el deporte requiere la capacidad de persistir y adaptarse positivamente a eventos negativos; en relación con esto, se ha encontrado que para obtener experiencias más positivas, mejores resultados y rendimiento, los deportistas necesitan desarrollar resiliencia.

En el campo de la psicología del deporte, existen dos teorías claves que respaldan el concepto de “resiliencia”:

  • Modelo de la resiliencia (Galli y Vealey, 2008): defiende que un aspecto central en el proceso de resiliencia de los deportistas es que perciban que han conseguido resultados positivos por haber hecho frente a la adversidad.
  • Teoría psicológica de la Resiliencia (Fletcher y Sarkar, 2012): sostiene que el componente principal de la resiliencia es la evaluación positiva y la metacognición hacia los estresores, es decir, ver los sucesos estresantes como posibilidades para evolucionar y progresar.

Hacer este tipo de interpretaciones depende de una serie de factores psicológicos que, en un buen equilibrio, llevarán a un rendimiento óptimo. Son:

  • Personalidad positiva (extrovertido, optimista, estabilidad emocional, alta disposición a vivir nuevas experiencias).
  • Motivación.
  • Confianza en sí mismos (parece sostener la relación estrés-resiliencia-rendimiento).
  • Concentración (capacidad de mantener y cambiar el foco atencional dependiendo de las demandas requeridas).
  • Apoyo social percibido (fundamental como factor protector ante la adversidad, incluso los deportistas que más rinden perciben que tienen un apoyo social de calidad).

En la disciplina de la Psicología del Deporte, se sostiene que la práctica deportiva puede fomentar ciertos rasgos personales, incluyendo la resiliencia. Por ende, se podría afirmar que el deporte tiene el potencial de incrementar la resiliencia y, por lo tanto, los deportistas podrían presentar un nivel más elevado de resiliencia en comparación con las personas que no practican deportes.

Distintos estudios establecen una relación positiva entre resiliencia y el nivel de competición de los deportistas: a mayor nivel de competición, más resiliente es el deportista. Además, la resiliencia parece estar relacionada con muchas variables, como el nivel de motivación intrínseca, tolerancia a la frustración, autoeficacia, compromiso o la perseverancia, es decir, ciertas características personales pueden favorecer un perfil resiliente.

Como he mencionado previamente, la resiliencia permite a las personas adaptarse de manera eficiente tras situaciones difíciles o estresantes. Estudios muestran que, a mayor nivel de resiliencia, menor es el estrés percibido por los deportistas y, al mismo tiempo, existe una relación negativa entre el nivel de resiliencia y el nivel de ansiedad y entre la resiliencia y las lesiones (a mayor número de lesiones, menor nivel de resiliencia).
También parece tener gran relevancia el comportamiento del entrenador: cuando el entrenador opta por una actitud más prosocial o por un apoyo a la autonomía, el deportista desarrolla un mayor nivel de resiliencia; una alianza eficaz entre el entrenador y el deportista es crucial para un adecuado crecimiento personal del deportista. Por consiguiente, los entrenadores desempeñan un papel fundamental en la habilidad de los deportistas para afrontar la adversidad y adaptarse a situaciones cambiantes. Esta repercusión no sólo es a nivel de bienestar psicológico y emocional, sino que también influye en el desarrollo de la autoestima y autoconfianza.

En definitiva, se define la resiliencia como la capacidad de las personas para sobreponerse a las situaciones adversas y salir reforzadas de estas.

Respecto a los factores individuales, se ha observado que las personas con una personalidad equilibrada y flexibles en cuanto a sus respuestas afectivas y fisiológicas son las más propensas a desarrollar resiliencia, adaptándose a las circunstancias del ambiente.