La anhedonia se usa en psicología y psiquiatría para describir una especie de aplanamiento emocional. Es decir, la falta de capacidad de una persona para experimentar placer en las cosas que antes disfrutaba. Ejemplos podrían ser socializar con amigos, escuchar música, practicar deportes o cualquier otra actividad que antes disfrutaba.

No se considera como un trastorno, sino como un síntoma. Puedes encontrarla en diversos trastornos como la depresión, la esquizofrenia, entre otros trastornos del estado de ánimo. También puede ser causada por el abuso de sustancias, la falta de sueño o una enfermedad física.

Cabe mencionar que destaca en trastornos depresivos, como en la distimia. Para que lo entiendas fácilmente, la distimia es una depresión pero con una duración mucho mayor.

Según el punto de vista fisiológico, la anhedonia se relaciona con una alteración en nuestro cerebro que impide que se genere dopamina.

La dopamina es una sustancia química asociada con la sensación de placer y recompensa en el cerebro. Cuando algo se considera placentero se produce un aumento en los niveles de dopamina en el cerebro. Esto conlleva a una sensación de bienestar y motivación para continuar realizando esa actividad.

Al ser un síntoma y no un trastorno, primero se diagnosticaría el trastorno. Una vez encontrado el trastorno, se trataría con sesiones psicológicas. De ser necesario, se podría derivar a un psiquiatra para combinar el tratamiento psicológico con medicación.

Si piensas que padeces un trastorno, o si hay algo que afecta a tu vida rutinaria, acude a un profesional para realizar el diagnóstico pertinente. Es decir, no debemos intentar diagnosticarnos a nosotros mismos ni acudir a personas que no sean profesionales del campo. ¿Por qué? Porque la salud mental es muy importante y muy compleja de entender, por lo que se requieren unos estudios para poder llegar a un diagnóstico concluyente.