¿Ir o no ir a terapia?
A día de hoy siguen existiendo muchos prejuicios y estigmas acerca de acudir a un profesional de la psicología, pero ¿por qué ocurre esto? ¿No acudimos al médico cuándo tenemos dolor de estómago? ¿Pedimos cita en a nuestro fisioterapeuta cuando el dolor de espalda nos impide hacer una vida normal? ¿Qué sucede cuando me siento desbordado psicológicamente?
Día a día nos enfrentamos a múltiples desafíos que resolvemos con mejores o peores resultados. El problema surge cuando no somos capaces de afrontarlos solos, cuando las dificultades parecen dominarnos y nos resulta casi imposible avanzar. Y aunque en estas ocasiones solemos pedir consejo a nuestras personas más allegadas, éstas normalmente no saben marcar una distancia emocional de nosotros y puede que sus puntos de vista no siempre sean la solución que necesitamos. Por tanto, existen problemas o situaciones que, por su complejidad o las repercusiones que nos pueden ocasionar, demandan una actuación profesional.
¿Con qué problemas o situaciones puede ayudarme un psicólogo o psicóloga?
Los psicólogos no solo atendemos trastornos propiamente dichos, como pueden ser trastornos del estado de ánimo, fobias o trastornos alimentarios, entre otros. Sino que también atendemos otro tipo de situaciones como lo son los problemas de autoestima y falta de confianza, problemas familiares, conflictos interpersonales o la pérdida de seres queridos. Esto es solo una pequeña pincelada de todo aquello en lo que te podemos ayudar.
Pero, ¿cuándo sé si debo o no ir a terapia?
Algunos indicadores generales para comenzar un proceso terapéutico son los siguientes:
- He sufrido una pérdida y, a pesar del paso del tiempo, no soy capaz de manejar las emociones y respuestas que siento ante la misma.
- Me estoy enfrentando a un cambio vital que me causa un estrés difícil de manejar. Por ejemplo, la maternidad o el inicio de un nuevo trabajo.
- Tengo problemas para manejar determinadas emociones o situaciones, las cuales me llevan a presentar pensamientos negativos o dañinos.
- Quiero afrontar una situación y no sé cómo hacerlo.
- Me gustaría mejorar en las relaciones interpersonales o en la relación que tengo contigo mismo.
- Sufro dolores recurrentes que no tienen una explicación médica.
- Busco mejorar o aprender a tomar decisiones y aprender a tomar el control de mi vida.
- Me siento vulnerable en mi entorno.
- Me he alejado de las cosas que me solían gustar sin un motivo aparente.
- Utilizo la comida, el alcohol, u otros elementos para sentirme bien.
Estos son solo algunos ejemplos, el motivo por el que acudir a terapia puede ser diferente dependiendo de la persona.
¿Qué beneficios tiene para mí ir a terapia?
Algunos de sus múltiples beneficios son los siguientes:
- Me ayuda a aprender técnica y herramientas para afrontar situaciones y emociones.
- Permite conocerte mejor y desarrollar tu autoestima.
- Me ayuda a lograr mis objetivos y a superar el autosabotaje.
- Aumentar la capacidad de recuperarse ante los fracasos de una forma más positiva y eficaz.
- Me ayuda a identificar patrones conductuales o de pensamiento negativos y a manejarlos adecuadamente.
- Es un espacio seguro en el que expresarme abiertamente sin sentirme juzgado.
- Mejora las relaciones personales.
En función de mi motivo de consulta, mis objetivos, trabajo y resultados serán diferentes, sin embargo, la sensación de empoderamiento personal y la mejora de mi salud mental se verá beneficiada sin duda. No hay que olvidar que la salud mental es tan vital como la salud física, y debemos encargarnos de cuidar de ambas del mismo modo.
Si crees que necesitas ayuda, es importante que busques a un profesional que pueda ayudarte en función de tus necesidades. No tengas miedo de dar el paso, no hay un único criterio oficial por el que acudir a terapia, como sabes, cada persona es un mundo.
Aquí te dejo algunos tips para encontrar al profesional o la profesional adecuado para ti:
- Paso 1: Busca en diferentes páginas de profesionales o pide consejo a conocidos que hayan acudido a terapia. Es importante que te asegures de que se trata de un profesional con formación oficial y que está habilitado legalmente para impartir terapia psicológica.
- Paso 2: Cuando encuentres a varios candidatos, investígalos: busca reseñas, mira sus páginas web o formación, piensa si prefieres terapia presencial u online, pregunta directamente al profesional sus honorarios, etc. Es importante señalar que siempre puedes acudir al psicólogo de la seguridad social.
- Paso 3: Una vez hayas elegido a tu terapeuta, pide una cita, será la única manera de saber si has acertado al elegirlo. Una vez que hayas asistido podrás valorar cómo es vuestro vínculo, preguntar cómo trabaja y qué trabajareis o cómo te sientes en las sesiones.